
Un tempranero Mario Gusso volvió a tomar las riendas de la sesión y armado con marímbula y kalimba –latió como loco el corazoncito africano del percuter- supo imprimirle ese toque definitivo que hacía falta para terminar el arreglo de percusión que vertebra a toda la canción, que junto a las voces se escuchará en una versión más tribal y despojada que la acostumbrada a tocar en vivo por Elía y Penelas. En la foto se los ve en plena escucha junto a Diego, relajados...
En fin... ya culminó la etapa de grabación...es momento de poner la pava al fuego para iniciar el tramo siguiente...la mezcla.
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