Por su lado, Hugo desde su bunker sanbernardino se sentó en febrero a moldear un camaleón. La
En una segunda fase (y no menos trabajosa) Val dedicó noches y noches de trabajo digital luego de fotografiar al camaleón. Diego se sumó en
alguna de estas madrugadas para guiar el sentido estético de lo buscado para el arte del disco, la idea era lograr una imagen plástica de algún fragmento, que parezca una pintura. No tardó el músico en darse cuenta que estorbaba a la labor creativa de Valeria con lo cual un par de noches siguientes la dejó buscando y buscando sola, ya corría marzo y el tiempo de presentación del material al sello se terminaba. Por fin, luego de mucho trabajo hizo aparecer tres tapas posibles, tres diseños armados al filo de la madrugada con una potencia poética que cautivó a los artistas. La tapa del disco estaba allí, entre esas imágenes y luego se asomaron dos más que le peleaban de cerca (actualmente una de ellas es la que ilustra el stamper del cd). Así quedaron las piezas listas para que la diseñadora Clara Martinez diagrame el material. Mientras, desde San Bernardo, Hugo disfrutaba de su merecido break...